viernes, 3 de febrero de 2012

Siestas



El concepto "siesta" es variado y diverso.
Hay quien lo emplea para referirse a dormir un pequeño -o gran- periodo de tiempo. También hay quien lo aplica al descanso.

Sin embargo, y sin darnos cuenta, también llamamos así a algunos instantes en los que realmente estamos muy despiertos. 
Instantes de tranquilidad, de pensar en silencio, de dar vueltas a lo agradable, a lo importante, a lo que nos asusta, a lo que nos enseña.

Los niños lloran buscando la siesta, y es entonces cuando sus progenitores entienden su demanda de unas horas de párpados sellados para acabar con la somnolencia.

Hay quien utiliza este sinónimo de reposo para hacer el amor, 
bajando después las persianas para, a contraluz, dormir abrazado a alguien.

También los hay que observan la televisión ausentes, porque los sonidos que emite les hacen compañía y con oír les alcanza, sin sentir la necesidad de escuchar.

Yo necesito una siesta, aunque sé que seguir subiendo escalones es lo que corresponde. 
Escalinatas tan empinadas y largas como las que hay subiendo al Sacré Coeur, en Montmartre. 
¡Cuidado!hay peldaños deteriorados que pueden desplomarse en cualquier momento.

Ve alerta mientras subas, y apóyate únicamente en quien sea de fiar. 
Más vale contar con individuos que, aunque conlleve un esfuerzo, te sujeten cuando tu fuerza decida desaparecer,
y no gozar de un par de sumos grandes y fornidos que piensen antes en sí mismos que en extender tan solo una de sus robustas manos para sostenerte como si de una pluma trataras.

De momento no encuentro llanuras por ningún lado.
Seguiré trepando, medrando y aprendiendo a engrandecerme,
y pediré auxilio a los de siempre y a los valiosos individuos que han aparecido, no sin antes auparles y asistirles cuando sea necesario.


No hay comentarios:

Publicar un comentario