viernes, 16 de diciembre de 2011

Peatones del mundo



Los hay enormemente aventureros y salvajes.
Sin embargo a veces se les escapa de las manos.

Quered, vivid, soñad, sonreíd, bailad hasta que el cuerpo os pida reposo, derrochad alegría siempre que tengáis la oportunidad.
La paciencia se cosecha día a día.
Aprended de las equivocaciones, construid vuestras propias moralejas.
Que nadie os maneje.
Tened sed de honestidad.
Observad todo lo que os rodea; desde el caer de las hojas en pleno otoño, hasta el tembleque que algunas personas tienen al fumar.

Recorred mundo, pero poco a poco, no vaya a ser que os hagáis ampollas tan dolorosas que parezcan hacer daño incluso a quien os aprecia.
Sin prisa pero sin pausa, pues sino puede que las ideas iniciales se tergiversen negativamente.

Sed peatones, peatones del mundo.

Verde.
Que los semáforos se enciendan cuando llegue la hora de correr como las liebres, de saltar y no parar.
Pero que se vea un hombrecillo rojo que nos obligue a detenernos y a vivir épocas de rutina, de esfuerzo, de trabajo, el día a día natural. Porque también es asombroso.
El color amarillo o mejor dicho, anaranjado, al cual llamamos ámbar, nos mantendrá alerta de en qué momento podremos alternar la vida usual y repetitiva con la ambiciosa e intrigante que describe a los trotamundos.

Llorad de vez en cuando, pues dicen que el agua salada es beneficiosa para la piel y ¿por qué no? también son bonitos los océanos que se han creado con aquello que llamamos sensibilidad.

Que al despertar siempre encontremos de frente un gran día, 
y si resulta que finalmente no lo ha sido, mala suerte y a disfrutar del próximo amanecer de pestañas y ojos a los que les cuesta abrirse.


http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=4N3N1MlvVc4