sábado, 21 de enero de 2012

Busquemos la calma



Circunstancia, agonía, y puede que rabia. 
Sin embargo ha llegado el punto de buscar sin parar. 
Buscarte a ti, a la calma, a la puesta en marcha de energía personal.


De nuevo querer es poder, 
o mejor, es intentar y conseguir. 
Esfuerzo, ni más ni menos.


¿Cuántos días nos quedan de felicidad, amor y vitalidad?
Infinitos, rotundos, redondos y no planos.
Es tiempo de horas junto a libros, papeles, bolígrafos.
Pero también es momento de ganas, por lo menos de acabar una etapa sabiendo que lo hecho, hecho está.


Me gustan las velas y las sombras que se crean en el techo. 
El humo con sabor frutal.
Las diversas risas en cada habitación, en cada momento.
Me gustan los osos, y si tienen una cara expresiva, mejor.


El cabello largo, que brilla, que cae, que no termina, que es molesto en ocasiones, pero que es muy tuyo.
Los pendientes de coco o de madera, esos que no hace falta quitarse para dormir. 


Los masajes, aunque no los recibas a manos de un fisioterapeuta.
Las charlas interminables que te llenan por dentro.
Dime, ¿qué es lo que te encanta a ti?
Los abrazos reconfortantes. 
Una nueva ciudad, y también la que lleva consigo tus orígenes.


Vayámonos de viaje, pero con los pies en la tierra.
Responsabilidad concuerda a la perfección con disfrute, gozo y placer.
Si las mañanas son cansadas, duras y llenas de café, 
apúralas al máximo, ya que las noches serán para ti.


Oye todo lo que suene, pero escucha lo importante. 
Quédate con ello. 
Guardar los detalles bajo llave y abrir la mente para recordarlos cuando más te apetezca, no tiene precio.

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