Es entonces cuando preferimos, volver a la época del blanco y negro o incluso del sepia.
Momentos en los que nos apetece ver todo igual, todo, en la gama grisácea.
Sin embargo, ahí están los lapiceros rojo, azul y verde. Ellos son según Goethe, los primarios.
Pintamos con ellos y al fusionarlos, obtenemos secundarios y terciarios.