Porque eso es lo que
él busca. Está diseñado a conciencia por la madre naturaleza para ponerte la
vida un poco más difícil. Pero a su vez, para darle a nuestros días sensaciones
vibrantes y únicas. ¿Qué harías sin él? No, no optes por la respuesta facilona
que puede que haya surgido en tu mente “sin corazón me ahorraría quebraderos
infinitos de cabeza”. En realidad la verdad es que sin él no vivirías, o serías
un espécimen que no tiene nada que ver con lo que se define como ser humano.
El pobre corazón también
necesita alimentarse, dormir, sentir y también descansar. También tiene dudas,
tiene revueltas en su interior. Guerras sangrientas cuyos ejércitos se componen
de venas, venitas y arterias.
Yo a veces querría
matarlo, pero pensándolo bien, le tengo tanto cariño que ¿para qué hacerlo?
Toda la felicidad
que me ha aportado y que sé que seguirá otorgándome pesa mucho más en la
balanza de la vida que los sollozos y lágrimas que me ha conseguido arrebatar.
En realidad las
experiencias más bonitas vienen de su mano, acaben bien o acaben mal.
El es el dueño de
las mariposas –si, de esas que dicen que a veces habitan tu estómago- y les da
independencia sólo cuando la situación es de tal importancia que lo requiera.
Lo que ocurre es que
este órgano tiene una memoria de grandes dimensiones, y aunque se lo proponga
le resulta muy difícil ser eficiente en la tarea de olvidar. ¡Es normal!
Después del esfuerzo que le ha costado que todas esas mariposas hayan volado
hasta tu estómago en lugar de desviarse a otras partes de tu cuerpo, le da
rabia volverlas a encerrar tan rápidamente. Él es como un pastor de ovejas,
pero en su caso de insectos preciosos.
Las personas
impacientes, perfeccionistas, que se auto exigen mucho, se llevan a
regañadientes con el corazón, porque éste no les deja avanzar a la velocidad
que ellos querrían. Pero en el fondo, son los que más lo quieren. Esto es
sencillamente porque les ha dado la oportunidad de llegar a la perfección del
sentimiento en bastantes ocasiones, y ha sido casi una utopía momentánea.
Es por eso que lo
mejor sería que todo aquel que haya sufrido un enfado o una pelea con su
corazón privado, ponga todo su empeño en hacer las paces con él. Porque de
verdad, si ya dicen que vender el alma al diablo es de locos, ¿qué conllevará
hacer el vacío a tu corazón?
Ni lo quiero saber,
ni me importa. Él y yo nos llevamos muy bien, y tenemos nuestros roces, claro,
pero así es la convivencia.
Me gustaría
escribirle una carta para decirle cuanto lo quiero, y cuanto siento haberlo
irritado tanto últimamente, pero para eso tendría que masticar y tragar papel,
y como sé que estamos interconectados, ya sabe lo que siento sin falta de hoja
y lapicero.
Un saludo de mi
parte a vuestros corazones, por si a caso están faltos de cariño.
http://www.youtube.com/watch?v=9K7rmxjk5RQ
Lucybretonnie
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