sábado, 28 de mayo de 2011
Con llave y sin cerrajero...
A París.
A Monmartre, con todo el surrealismo, y colores y luz, pero también lluvia y pintura,
y más luz, y acordeones, y personas.
Y otra vez al mismo barrio, sin luz del sol,
con velas y con alguien,
en blanco y negro, un piano suave
y solos.
Y se acercan.....pero ¡qué delirio!
¡claro que se ve la soledad! la tuya, contigo.
Y pensamientos que, desde que se instalaron son tu única compañía
en la buhardilla que tienes alquilada en la ciudad de la señora Eiffel.
Y conoces, pero sólo eso...
Y el vacío, es tan intenso que te encariñas y encierras en los recuerdos.
Algún día, llegará el momento.
No sólo conocerás, sino que tendrás que compartir tu buhardilla -sí-
a cuya dirección se llega al apoyar la mano sobre el lado izquierdo del pecho.
¡Ay París! ¿Dónde si no?
Quiero verte otra vez y pasearte
y subir muchos escalones para una vez más
observarte iluminado. ¡pero de noche!
Con acordeones y pianos al unísono;
con alguien pero con multitud alrededor, y que aun así parezca que estáis solos;
con lluvia de la que empapa, no llovizna.
Y pinturas, que llenen de color la noche.
Y después, sonríe, y ríete del recuerdo,
pero con mucho cariño.
Comprende, asimila, y si aún lo sigues añorando después de este sueño,
es que la buhardilla está cerrada con llave y a conciencia,
y aún no has tenido momento para encontrar al especialista en romper candados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario